26/09/16

TIEMPO DE LLUVIA


Sirva esta entrañable ilustración de Sam Toft como punto de partida para tratar sobre lluvia y paraguas en este comienzo de otoño. Hay un refrán clásico que dice otoño lluvioso, año copioso. Confiemos que así sea y preparémonos sin rechistar para sacar el paraguas todas las veces necesarias.
Y si pensamos en lluvia y paraguas rápidamente se nos vienen a la mente algunas imágenes que ya forman parte del ideario colectivo. Seguro que todo el mundo asocia cada una de estos fotogramas con su correspondiente película
. Para ambientqrnos escuchemos a Debussy

     Estampe n°3 - Jardins sous la pluie, Claude Debussy 1903


El arte tiene sus imágenes icónicas, como estas surrealistas de Magritte y Dalí. Cierto que no son imágenes de lluvia, están los paraguas en función contradictoria o están esos hombres  -todos idénticos, rígidos, con bombín negro, abrigo y paraguas- que no sabemos si caen como gotas de lluvia o simplemente flotan sobre la ciudad.


En la misma línea surrealista, esta fuente del 2003

Pero retrocedamos. Hay muchas formas de tratar la lluvia con mayor o menor protagonismo, por si misma y por sus efectos, con valor simbólico, como marco de una acción,......Sin duda quienes investigaron más en el modo de representar la lluvia y la atmósfera fueron pintores separados en el tiempo, por un parte Turner y por otra los impresionistas y postimpresionistas, desde Monet a van Gogh.

Turner, Lluvia, vapor y velocidad (1844)


Un ferrocarril avanza impetuosamente -en oposición de la pequeña barca a la izquierda- hacia el espectador, sobre un puente en medio de la neblina, la lluvia, las nubes, el humo y el vapor de la máquina. Por delante, una liebre huye a toda carrera (ver mejor aquí) Todos los elementos se desvanecen, se desmaterializan,  cielo-tierra-agua se confunden. Lo que Turner busca es el efecto atmosférico resuelto en un significativo juego dinámico de luz y color aplicado en pinceladas sueltas
Tormentas, nubes y lluvia en estos apuntes de alguien que se subió al mástil del Ares durante cuatro horas para vivir en directo la fuerza de una tormenta

Constable, cuando se olvida de sus repetidos paisajes rurales resulta mucho más innovador, cercano a la línea rupturista de Turner

Monet, Étretat sous la pluie, 1886

A los impresionistas les gustaba la luz y los reflejos sobre el agua, sin embargo no renunciaron a los efectos de lluvia, siempre, al menos Monet, trabajando a plein air.
Entre 1883 y 1886 visitó anualmente esta localidad costera de Normandía fascinado por sus acantilados calcáreos que pintó más de ochenta veces -un preludio de sus series con las que captar el momento cambiante-, particularmente ese gran arco conocido como la Manneporte. Es un día gris, el mar está agitado, las olas baten contra las rocas, el viento y la lluvia desdibujan las formas y mitigan los colores.
Cierto que el estudio del efecto lluvia no fue demasiado tratado, no era cómodo estar en el exterior con el caballete y pintando un paisaje en pleno chaparrón. Aún así, tenemos estos otros ejemplos de Monet




Gustave Caillebotte, Calle de París, día lluvioso (1877)

Pese a ser una de las seis piezas para la III Exposición de los Impresionistas, el tratamiento resulta muy realista especialmente en esta pareja burguesa que camina por las nuevas calles abiertas por Haussmann en aquella planificación modernizadora de París impulsada por Napoleón III.
El ambiente resulta monótono, lento, gris -también en el color-, lánguido. Podemos sentir una similitud entre el orden racional, repetitivo y aséptico de la gran expansión urbanística -aquí, engrandecida por la perspectiva-, la marcada estructura de línea horizontal que se cruza en el centro con la vertical de la farola desde donde se abren las diagonales que llevan al fondo y la frialdad de los personajes que discurren por estos nuevos espacios. Son como figurantes aislados que transmiten un aire de soledad y asilamiento.
El reconocimiento de la obra de Caillebotte se constata en el hecho de que Monet tenía una réplica en su casa de Giverny, sobre el cabecero de su cama. Fueron amigos unidos por una pasión común, además de la pintura: la jardinería y la horticultura.
En esta otra obra, Yerre sous la pluie (1875), recoge un fragmento del canal con las gotas de lluvia que caen sobre el agua creando círculos en distintos tamaños, junto con los efectos de la luz que atraviesa la orilla arbolada.


Renoir, Los paraguas (1881-86)

Una escena de la vida cotidiana cuando la lluvia sorprende a la gente de una concurrida calle parisina -en lo alto, se adivina una línea de fachadas a la derecha y una línea de arboleda a la izquierda, por lo que seguramente estamos en uno de los nuevos bulevares-. Todos se apresuran a abrir sus paraguas y, para no darle en la cara al vecino, los inclinan y levantan formando una caótica pirámide.
Las diferencias con la obra de Caillebotte son evidentes. Aquí domina el abigarramiento, la falta de espacio -solo vemos el suelo en el primer plano-, la ordenación en círculo a partir de la caja-una caja de sombreros- que lleva la joven del primer plano y que ejerce de eje central, las figuras recortadas en los márgenes para incrementar la sensación de instantaneidad,  la idea de bullicio, la inclusión de detalles como la joven -posiblemente empleada de una sombrerería que va a entregar un sombrero- que levanta sus faldas para no mancharlas, el joven que la mira, o la madre que cariñosamente llama a sus hijas para protegerlas bajo el paraguas. Domina la gama de los azules, pero se trata de azules vibrantes y cálidos, que no amortiguan la vivacidad de la escena


Degas, Jinetes bajo la lluvia (1886)


Una escena de hipódromo -uno de sus temas predilectos-, un lugar que por entonces se había convertido en punto de encuentro social. Caballos y jinetes están dispuestos diagonalmente en formación, preparados para la salida, pero la lluvia inquieta a los caballos pese a los intentos de sus jinetes por calmarlos. Esos movimientos espontáneos son los que busca plasmar Degas, un instante concreto captado como  una imagen fotográfica (de nuevo las figuras recortadas en los márgenes). Un tanto alejado de los impresionistas, en esta obra la lluvia se materializa en cortas líneas que no llegar a difuminar las formas.

Y ejemplos de  Pissarro, Sisley y van Gogh


Les Nabis, en su vuelta al mundo rural, a lo primitivo, con su predilección por los colores puros y planos,  con su visión subjetiva, nos han dejado alguna muestra de paisajes de Bretaña bajo la lluvia

 

Con técnicas impresionistas y postimpresionistas, muchos pintores, incluidos los norteamericanos han incidido en paisajes urbanos en días de lluvia, interesados en los reflejos del suelo que, en los nocturnos, se mezclan con los reflejos lumínicos (Norman Garstin y Childe Hassan)




Chagall, La lluvia (1911)
 

El año anterior acababa de llegar a París, la nostalgia de su Rusia natal aún está muy presente en la escena.
Es una imagen de la vida cotidiana en el ámbito de su aldea natal, tomada de la realidad pero tratada con una imaginación y una inventiva que genera un mundo distinto del que conocemos.
Ha comenzado a llover aunque sólo esté indicado por esas pinceladas blancas, pero hay que abrigarse, pedir un paraguas y guardar el ganado. 
Ya están presentes rasgos de su inclasificable estilo como la descomposición en planos, el color aleatorio o la yuxtaposición de perspectivas.













Franz Marc, Bajo la lluvia, 1912 





Una pareja y un perro en un jardín, sus formas se entremezclan con la vegetación. La naturaleza se funde en un todo. 
La lluvia que cae diagonalmente de izquierda a derecha parece arrastrar con ella el color en esas anchas facetas de tonalidades puras. Potencia cromática y juego visual con formas cubistas y un asomo de movimiento futurista en la representación de la lluvia.













 Kandinsky, Landscape with Rain, 1913

Las nubes descargan la lluvia en forma de líneas negras, el sol comienza a asomar. 
Correspondería a lo que denomina Impresiones, aun con referencias figurativas.


















Giacomo Balla, La fila per l'agnello, 1942



Al margen de sus aportaciones al Futurismo y regresando a la pintura figurativa, pinta este lienzo desde la terraza de su casa en Roma.
Estamos en la IIGM, en una calle casi vacía, un grupo de gentes se agolpa a la puerta de un edificio: es el local de reparto de alimentos de acuerdo con el racionamiento. El título literalmente significa la fila del cordero.
Hay que recordar que Balla se había unido al movimiento fascista y que es autor de la obra Marcha sobre Roma (1922),  con Mussolini a l cabeza.
Con un tratamiento realista y un punto de vista diagonal, el autor no incide en la problemática del tema, se muestra distante no solo física sino también emocionalmente. Si no conocemos el tema y las circunstancias, nos queda tan solo una imagen urbana de un día de lluvia, con reflejos en el suelo, sin cielo como un mundo cerrado en si mismo. Una imagen aséptica al margen del conflicto subyacente, aunque también es cierto que esa soledad traspasa la tela.






MUJER BAJO LA LLUVIA



En el street art encontramos algunas muestras como la mítica niña del paraguas de Banksy y la Lluvia de colores del grupo noruego Skurktur, con connotaciones del presente

El grupo Random International ofrece una experiencia sensorial interactiva en la instalación Rain Room: un espacio de 100 m2cerrado en el que llueve "a mares" pero en el que el visitante nunca se moja. Unos sensores detectan el cuerpo humano deteniendo el agua que caería sobre ellos, siguiendo su movimiento.



Rematamos con un poema y un corto de animación de Pixar, The Blue Umbrella, que aquí se tradujo como Azulado.

Apollinaire, caligrama Il pleut

Llueven voces de mujer como si estuvieran muertas incluso en el recuerdo. Vosotros también llovéis, maravillosos encuentros de mi vida, ¡oh, gotitas! Y esas nubes encabritadas se ponen a relinchar todo un universo de ciudades auriculares se escucha si llueve mientras que el remordimiento y el desdén lloran una antigua música escucha caer los lazos que te retienen arriba y abajo






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